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Primera Parte & Segunda Parte
El vacío y su presión (I & II)
10 & 17 Diciembre 2015
Correo del Sur: Puño y Letra (Sucre/Bolivia)
Alex Aillón Valverde habla con Pier Marton
[Alrededor una Insignificancia Urgente]
—para los viajeros del trauma que pueden predecir el fin—
Publicamos aquí las dos partes de una conversación larga con el pensador franco americano, Pier Marton, quien estuvo en meses pasados de visita por Bolivia. Marton, cuyas obras han sido expuestas en lugares tan importantes como el MOMA de New York, nos habla acerca de la No Media School (o escuela del desaprendizaje). Marton medita sobre cultura, filosofía y los problemas existenciales siempre en confrontación con el mundo moderno.
Pregunta. -¿Cuál es la esencia de la No Media School? ¿Podrías definir algunos criterios centrales?
Respuesta.- Puesto que soy parte de la sociedad, hablo … pero me temo que esto va a ser sólo otro texto. En el fondo, las palabras consisten en experiencia congelada y como tales funcionan como meros puntos de referencia. No importa lo que otros digan, seguimos atados por el camino de nuestra vida. Es evidente para mí que lo que sigue no representa ideas, pero significa una experiencia vivida -algo que por definición no puede ni comunicarse ni argüirse.
El tema que nos ocupa es el olvido o, para decirlo de otra manera, me dirijo al yo en el tiempo. Comencemos allí.
El yo —el diseño, el patrón es claro: no nacemos con límites distintos o conceptos, ni individuación, y es el hecho de convertirse en alguien que corona una educación exitosa – la auto-distinción, la auto-inflación, se inculcan desde el principio.
El tiempo —la juventud asume que la vida no tiene fin y es sólo cuando nos enfrentamos a la muerte que el paso del tiempo se hace palpable. Envejecer es entender que debemos dejar correr las cosas. En esa etapa, la cantidad a descargar, lo que hay a desaprender, está más allá de nuestro alcance …
P. -¿Podría la Escuela de No Media desafiar todo esto?
R. Para tener una voz -aunque hay tanto que existe fuera esos límites- se asume generalmente que uno presenta una narrativa que tiene sentido. Lo que sigue excede estos requisitos.
Podría decir que pertenezco a la antigua tradición iconoclasta de Abraham pero se trata también aquí solo de una reacción contra nuestra ilimitada arrogancia.
Vivimos un engaño gigante, repleto de arbitrariedad y de conceptos antiguos; una mentira ubicua donde, como en el cuento de Hans Christian Andersen, El traje nuevo del emperador, todos deberíamos encontrar un niño del tipo que se queja “¡Pero si va desnudo!” —un grito a repetir una y otra vez para permanecer sorprendido, conmocionado y lleno de asombro, como en un estado de terremoto constante.
No somos más que un pequeño puntito en el universo y lo que sabemos es infinitamente minúsculo, y todavía de todo eso creamos una narcisista burbuja de conocimiento, llena de creencias que compiten entre ellas.
Aunque si pudiera abordar aquí el tema de vivir con la básica creencia y confianza en la palabras, y también bajo la dictadura e del eterno ahora, de la novedad, no me limito a una actividad anticultural típica.
La civilización crea una perturbación mucho más ruidosa pero no tomamos conciencia de ella hasta el fin de nuestras vidas. De muchas maneras hoy discutimos del mismo silencio que el de los exilios de Rimbaud y de Gauguin y el de la muerte; y de ser poseídos por lo que creemos que poseemos. Es claro que hablar del silencio crea una conversación tan fútil como ridícula, pero la tenemos porque enfrentar la muerte constituye una conversación esencial y rara.
Debo también subrayar el hecho de que cuando digo algo transformo y reduzco la riqueza de la realidad en palabras. Además, esta discusión es difícil porque muchas veces caemos en el juego de la comprensión y de la practicidad -dos de los más importantes mitos de nuestro paradigma.
Frente al “Gran Silencio” la mayor parte de nuestras existencias consiste en distracciones y adicciones. Por eso desaprender es esencial y la School es una forma de “desescuela” -como los esfuerzos para desaprender de Ivan Illich y como los anuncios de la bebida “Seven Up” en los años 70 que hablaban de una “uncola”.
Algunos elementos centrales de la No Media School
1. Nuestras vidas sin nosotros
En general ocupamos un espacio tan amplio que no podemos dar cabida a los otros. En eso el ego es una forma de robo, especialmente peligroso porque para sentirse lleno el ego necesita siempre más. Sin embargo, un cambio radical puede ocurrir durante un encuentro con la muerte o, de manera menos trágica, cuando encaramos una grandeza de tamaño excesivo y es posible sentirnos como nada. Por ejemplo al borde del Gran Cañón, en la presencia fenomenal de tanto tiempo y de tanto espacio, es posible de percibirnos como infinitamente insignificantes, como si fuéramos puntos increiblemente minúsculos. Sólo entonces es posible ver que cada día nuestros cuerpos, nuestras existencias mismas son obstáculos centrales para liberarnos y alcanzar el vacío elemental que nos espera desde siempre.
2. La dificultad del presente
Todo lo que tenemos es el presente, y en este sentido la School no ofrece soluciones o maneras de escapar. Somos prisioneros de muchos conceptos como la esperanza, el progreso y el futuro, nuestros deseos y nuestras aspiraciones -incluyendo nuestros miedos, la búsqueda de soluciones y de respuestas, la búsqueda de la significación, y la búsqueda de la consolación. Todo esas son maneras de estar ausentes del presente.
En inglés se puede jugar con la palabra “presente” porque significa también un regalo (The present is our present.)
3. La realidad afuera de las creencias
La School of No Media es un intento de tocar “lo que hay” afuera de las creencias comunes, de los puntos ciegos y de los señuelos que creamos. Por ejemplo la más básica creencia nos dice exactamente lo que hay o lo que pasa -pero la realidad existe independiente de nosotros y de nuestras suposiciones. Hacemos mucho esfuerzo para escapar la realidad (la actividad de leer esta entrevista podría también ser una parte de ese escape).
4. El pegamento de nuestra educación
El contrato social es un consenso que depende de muchas creencias, muchos mitos que conforman una especie de redundancia, como la cultura (como burbuja y culto), la individualidad y el ego (con nuestros sentimientos y nuestras interpretaciones), la comprensión, el sentido de la pertenencia (la nacionalidad, las razas, las religiones, los genes…), la especialización, la causalidad y el karma, el amor y la sentimentalidad, la normalidad y la centralidad, los absolutos y la perfección, las bellas artes (como sensoriales escuelas de encantos y guetos y estilos – ¡no estoy hablando de Goya!)… Todo esto forma bloques de hormigón donde no se puede más vivir, excepto de una manera prescrita. El más triste es ver cuanto amamos nuestro conocimiento, nuestro pegamento.
5. Mentir y morir
Vivimos y morimos al mismo tiempo, una realidad muy compleja: no podemos decir algo sin mentir. Por eso necesitamos un tipo de implosión permanente para permanecer en el presente. Estamos viviendo dentro una grande broma, como en la película antigua (de 49 segundos) de los hermanos Lumière, El regador regado.
6. Nuestro gran amor propio, nuestro fetichismo consiste en dos ruidos.
— Estar perdido y libre es un arte que nos permite vivir nuestras preguntas, sin resolverlas,… pero los ruidos siguientes funcionan como un gran filtro que nos impide una recepción clara de la realidad.
6a. El ruido de nosotros
Como si estuviéramos con nuestra mente en el centro de nuestro universo, estamos enamorados de nosotros mismos, llenos de lo que sabemos. Este ruido es una forma de fetichismo: la redundancia de escuchar nuestras mismas voces, con muchas variedades y estilos.
6b. El ruido de nuestras paredes, nuestras herramientas
Para celebrar y reforzar nuestro sentimiento de existir, usamos una gran variedad de instituciones y de componentes. Aunque cuando las imágenes, los sonidos, la música y las palabras apuntan a una realidad mas larga, muchas veces se convierten en más imágenes, sonidos/música y palabras que son fines en sí mismos (ends in themselves ) -una propagación casi automática.
7. La pequeña realidad
Fuera de los lugares concurridos, donde “no pasa nada,” muchas cosas apenas se notan. Es el caso de la presencia de la presencia – un estar-con lo que está pasando- una lista que incluye la gratitud , la gentileza, el silencio de los árboles, de los animales y del viento, lo que yo describiría como “sonrisas internas”, la injusticia que es insondable y los asesinatos que nos rodean . Finalmente la investigación científica y el descubrimiento de la música, de manera similar a otros medios poderosos para no inflar nuestros egos .
Como el escritor Primo Levi dice para ir más allá de todos los discursos políticos y muchas promesas: Es mejor contentarse con (otras) verdades más modestas y menos emocionantes, las que uno adquiere dolorosamente, poco a poco y sin atajos. (en inglés: It is better to content oneself with other more modest and less exciting truths, those one acquires painfully, little by little and without shortcuts).
P. -Muchas veces has dicho que no es una escuela, que enseñas a quien quiera escucharte, pero ¿quiénes quieres escucharte? ¿Cuál es tu público en un mundo tan fragmentado?
R. -Las cosas que pueden existir sin nombres, tienen una realidad independiente, sin restricciones y en eso son más vivas. Pero si hablamos de todo esto… podría decir que no tiene realmente un nombre o que es solamente un sitio o un proyecto de arte, pero tal vez si digo que es una forma de metáfora viviente, tal vez estas definiciones tendrían más energía.
Si se llama “escuela” es porque el paradigma reinante afirma que tenemos cosas que aprender y que la experiencia puede transmitirse. Es una creencia muy tenaz y muy difícil de dejar.
Mis presentaciones publicas sobre mi trabajo artístico en grandes museos como el MoMA, el Carnegie Museum y el Walker Art Center, fueron muy importantes y agradables pero me han demostrado que el mundo artístico (aunque sea en las instituciones principales) funciona como una pequeña comunidad aislada, como una burbuja.
No sé quiénes quieren escucharme – nadar contra la corriente no es una actividad popular, y si vendo algo, es el silencio y la nada – pero tal vez es “la comunidad que usa Google” (¡¿los que buscan algo?!): los que han visitado mi sitio vienen de 101 países, una forma de lanzar una botella al mar que termina en una miríada de sorpresas.
P. -Cuál es la revolución que busca la No Media School? ¿Promueve algún cambio en las ideas, en las formas de pensar en las actitudes de los hombres?
R. -Son solamente las ideas únicas que descubrimos viviendo que pueden verdaderamente ser nuevas y nuestras. La No Media School busca maneras de estar solo y perdido, y de vivir sin ser crédulo, realmente independiente en la mente. Por lo demás regurgitamos viejas experiencias: queremos mucho las repeticiones porque nos ofrecen un sentimiento de seguridad. Eso se puede sentir en los ritmos de la música y la poesía [adenda: las festividades], y cada vez que nos sentimos felices de descubrir patrones de recurrencia.
Tal vez la política puede ser una manera muy pequeña de aplicar esos principios, pero tan pronto como hay discursos, hay simplificaciones y mentiras.
Claro, no vendo nada, aquí uso palabras para hablar de eso, pero son dedos que apuntan.
Finalmente como con muchos cambios fundamentales: ¡no se puede ver nada!
P. -En cuanto al lenguaje. ¿Qué es el lenguaje para ti? ¿Qué tipo de lenguaje debe buscarse para alcanzar la lucidez en un mundo tan confuso? ¿Qué hay detrás de las palabras? ¿Qué detrás de los sistemas de comunicación?
R. -La celebración provocativa del poeta W.H. Auden cuando escribe que La poesía hace que nada suceda. (Poetry makes nothing happen.) me revela que el lirismo al fin y al cabo es una capa extra, un particular ruido… y si pongo el silencio al lado del lenguaje, para mi es claro quien va a ganar.
Es un hecho que las mejores formas de la poesía y de las novelas, cuando tienen la inteligencia oblicua de sus paradojas, seguidas con muchos matices y pasión, pueden ser encantadoras. También no se puede olvidar los poetas del peligro que conocen el precipicio, los que saben callarse. Sin embargo, al final el lenguaje es un gigante filtro, una manera de alimentar juegos ingeniosos y mentiras -en los mejores casos son como dedos apuntando las deficiencias o una realidad mas larga.
Se puede ver eso de cierta manera cuando algo muy grave pasa en nuestras vidas y las palabras nos faltan. Estas crisis contienen una forma de sabiduría y de claridad que seria bueno aplicar a los estados “normales” -no sólo durante los momentos de cambio dramático, cuando no entendemos lo que se pasa.
En efecto no sabemos nunca lo que se pasa y las palabras deberían siempre faltarnos hasta el punto de dejar de hablar.
Si escuchamos dos pensadores importantes, Edgar Morin (La Complejidad) y aun más, Arne Naess (La Ecología Profunda) es obvio que nuestras palabras y nuestros ojos tienen limitaciones fatales: cuando un desastre se convierte en algo visible es demasiado tarde para nuestro discurso y para nuestros ojos.
Es una gran lástima que la experiencia no se pueda transmitir. Seria saludable ver las palabras como inadecuadas referencias que pertenecen a otro tiempo, y nada más.
Burroughs dijo que el lenguaje es un virus… En esta dirección necesitamos una forma de vacunación contra las palabras, y contra todos los otros medios (una forma de desconfianza básica y permanente). Como las moscas y el papel de moscas, para luchar contra la hegemonía de la cultura, me parece que el principio del distanciamiento de Brecht puede ayudar. Por lo menos también como una forma de guerrillero escondido debemos crear constantes explosiones internas, y si se puede, más adelante, formas de implosión del lenguaje (como el “Sólo sé que no sé nada” de Sócrates o los koan del zen). Y ser abrumados por la vehemencia del silencio.
¿Qué hay detrás de las palabras? Como lo digo arriba, las cosas las más importantes permanecen enterradas en nosotros. Las palabras son solamente una forma de ruido (Artaud dice que hacemos señales a través de las llamas).
P. -La realidad se encuentra llena. ¿Cómo se vacía esa realidad? ¿Estás de acuerdo en que hay que construir un desierto para comenzar a caminar?
R. -Si, se encuentra llena, pero con un sentimiento artificial de plenitud debido a un montón de clichés, de mitos y conceptos que se superponen sobre nuestra experiencia para empobrecerla. De esa manera el pasado nos impide la presencia del presente y la percepción de la realidad; la sociedad y su proceso de educación han producido un tipo de paquete sellado que cree una separación, una alienación entre nosotros y “lo que hay”.
La mayoría del tiempo la cultura funciona como un culto que se mantiene a través de una negación general, en particular negando toda traza en bruto de dolor o de muerte para preferir el refugio de lo conocido y de la comodidad.
Como el lingüista Lakoff dice en su libro combativo “No pienses en un elefante” [¡el libro en PDF!] las semillas de un significado (ordenado) se imponen sobre nuestro pensamiento para echar raíces firmes que son muy difíciles de combatir.
Tienes razón, hay una otra plenitud que está llena del desierto. Hablamos aquí de la riqueza de alguien que ha perdido todo y que tiene bastante vacío para aceptar lo que hay, y los otros. Sin embargo, nuestra tendencia es de sobrevivir a cualquier precio, haciendo muchos compromisos. Entonces, son los desastres los que nos permiten a acceder a este vital desierto .
Este camino esencial se acerca a la realidad como una asíntota que se termina solamente al fin de nuestras vidas (de esta manera siempre pensé que la real vanguardia es la muerte).
No se puedo hablar de este desierto sin recordar la famosa historia de Hans-Christian Andersen, El traje nuevo del emperador (conocida también como El rey desnudo. Con su simplicidad nos recuerda que aunque con todos nuestras muchas palabras y nuestras bellas artes, permanecemos absolutamente desnudos.
PIER MARTON EN BREVE
La obra audiovisual de Pier Marton es tan importante que se encuentran en lugares como la colección del Museo de Arte Moderno de New York, en el Paris Beaubourg Museum, en la Galería Nacional de Canada de Toronto. Ha sido acreedor a varias becas y reconocimientos como el National Endowment for the Arts y el Memorial Foundation for Jewish Culture. Ha sido catedrático en varias importantes universidades de Estados Unidos, como la UCLA, la Universidad de San Diego, Carnegie Mellon, Penn State y la Washington University.
Mucha de su obra se ha enfocado en los puntos ciegos de la cultura y la violencia y sus representaciones. En la actualidad especialista en desaprendizaje en la School of No Media. Pier Marton es uno de los intelectuales más activos e interesantes de la actualidad. Estuvo en visitando Sucre, donde se involucró con la cultura boliviana. Se puede analizar su pensamiento más a fondo en el sitio Pier Marton y en el sitio de la School of No Media.
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Aún si es cierto , es falso. Henri Michaux